El sueño comenzó hace seis años. Cuando se anunció prometía el cielo para la zona Sur: tendría un teatro municipal para 1.000 personas, parqueos subterráneos para 620 vehículos y un atrio conformarían este primer centro de espacio cultural de la ciudad de La Paz, un proyecto que tras dormir el sueño de los justos durante más de cuatro año ahora vuelve a foja cero.
“Son muchos años en los que no se hace nada por acá. Un día abrieron ese hueco y al otro cerraron todo y no entraron ni trabajadores, ni volqueta. Lo más reciente fue que la Alcaldía rellenó los huecos”, comentó una de las vendedoras cuyo quiosco se apoya en la valla que rodea al área municipal.
Antes de 2017 el predio que se encuentra entre las calles 21 de Calacoto, Pankara y la avenida Montenegro de San Miguel era cita obligada de jóvenes deportistas y folkloristas. Conocido coloquialmente como “las canchitas de San Micky”, contaba, además, con una galería en su parte lateral.
“Junto con la iglesia, el Centro de Modas y el Ketal era uno de los puntos de encuentro ideales. Todo el mundo sabía dónde estaba, por lo que llegar aquí no era nada difícil”, recuerda un vecino de la zona.
Allí se organizaban partidos de, principalmente, fútbol de salón y, a veces, de básquet. Los fines de semana bloques de diferentes fraternidades que bailaban en Gran Poder, la Entrada Universitaria o el Carnaval de Oruro practicaban sus coreografías para las entradas.
Si bien tenía mucha actividad, tanto los vecinos como el gobierno municipal vieron el potencial que tenía el espacio y que podía dar para más.
“La zona Sur necesita un teatro municipal” es en lo que los secretarios de Culturas de la actual y anterior gestión coinciden. En esta parte de la ciudad todos los escenarios existentes son privados (Nuna, casa Grito) o de otras instituciones que los alquilan a los artistas (colegios Calvert, Franco, La Salle). La única excepción es el auditorio Illimani del Campo Ferial Chuquiago Marka.
Por su parte, los vecinos requieren de más parqueos. Las angostas calles de San Miguel no dan abasto, especialmente debido a la activa actividad comercial y nocturna del barrio.
Así que la idea fue crear un espacio que satisficiera ambas necesidades. Para ello la Alcaldía de La Paz lanzó una convocatoria pública para un acuerdo de concesión.
La ganadora fue la empresa Intecons. “La idea era que la compañía haga una inversión importante, construyera el complejo y recuperara dinero con el alquiler de los parqueos y otras partes de la instalación”, recordó Sergio Siles, exsecretario de Desarrollo Económico.
“Era un proyecto realmente grande. Los requisitos que se pidieron fueron resultado de investigaciones que realizaron diferentes unidades, incluyendo la nuestra”, agregó Andrés Zaratti, exsecretario de Cultura.
Pero hace cuatro años todo se paralizó. Nadie sabe qué fue lo que pasó, ni las actuales autoridades municipales, que asumieron en 2021, ni las anteriores.
Una de las razones posibles quizá esté relacionada con los conflictos de finales de 2019 que enlazaron casi de inmediato con la pandemia de Covid-19 de 2020 y la posterior crisis.
“El tema es que la empresa y su representante legal desaparecieron. Intentamos comunicarnos con ellos en múltiples ocasiones sin éxito”, recordó el subalcalde Vladimir Ávila. “Tuvimos que ejecutar la boleta de garantía y tomar control del predio a principios de año. En marzo entramos cortando el candado para rellenar los huecos”, agregó.
Eso significa que, ahora, se están preparando las reglas para una nueva convocatoria pública de concesión. En esta etapa el gobierno municipal está evaluando qué necesita el barrio, consultando a los vecinos.
“Las prioridades son dos, por parte de los pobladores: más parqueos para la zona para evitar congestión vehicular y desorden; y un espacio deportivo municipal”, informó Ávila.
A esto la Alcaldía incluirá algunos requerimientos extra. Cuando se determinen todas las necesidades se hará el llamado público mediante los medios de prensa y las redes sociales.
Según el cronograma municipal, se espera que hasta finales de año se pueda tener una nueva empresa asignada y que ésta comience a trabajar, a más tardar, en el primer semestre del siguiente año.
Mientras tanto, los vecinos continúan viendo a través de la malla de alambre el polvoriento terreno baldío donde antes jugaban y bailaban.
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