La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) informó que el remanente de la cartera y depósitos del Banco Fassil que dejaron los nueve bancos tuvo que derivarse a un fideicomiso que es administrado como un patrimonio autónomo por el Banco Unión. Eso se estableció después del proceso de compulsa.
En una entrevista con el programa Asuntos Centrales, el director de la entidad, Reynaldo Yujra, “por razones de confidencialidad” evitó dar mayores detalles de cuánto de activos y pasivos de Fassil pasaron a este fondo, cuando se le consultó si el número llegaba a las 250 mil cuentas.
Explicó que durante el proceso de compulsa cada uno de los nueve bancos que se adjudicaron la cartera y depósitos del Banco Fassil hizo una evaluación previa de su apetito por el riesgo y su capacidad para asimilar las operaciones en función del tamaño de su capital y ponderación de activos.
Añadió que las entidades bancarias que participaron ofrecieron llevarse un determinando monto de la cartera en función de su capacidad y solvencia, y después de la adjudicación, quedó un valor de activos y pasivos que no pasaron a los bancos ganadores. “Sumando se llegó a un número de cartera, depósitos que no era el total de cuentas que administraba Fassil, se procedió con la transferencia y los que restaba de activos y pasivos se llevó al fideicomiso”, manifestó Yujra.
La ASFI, luego de la adjudicación de la cartera y depósitos a los nueve bancos, ya había adelantado que los activos y pasivos de Fassil sean parte de un proceso de administración con un fideicomiso, para que -a través del administrador (Banco Unión)- también se cumpla con las obligaciones contraídas por los clientes.
Desde este lunes los ahorristas y prestatarios del Banco Fassil comenzaron a ser parte de este fideicomiso como de los 9 bancos que se adjudicaron la cartera y depósitos de forma aleatoria.
Según el perfil institucional de la entidad financiera, con datos a febrero de este año, Fassil tenía 1.332.294 clientes depositantes y prestatarios, y ocupaba el quinto lugar en el sistema. De ese número, 1.241.783 eran cuentas y depósitos, y 90.511 prestatarios.
Para le devolución de depósitos que quedaron en el fideicomiso, se apelará al Fondo de Protección del Ahorrista.
El analista Alberto Bonadona opinó que para la devolución a los ahorristas de Fassil que pasaron al fideicomiso seguramente se emplearán bienes, patrimonio que tenía la entidad y otros activos, además de recursos del Fondo de Protección del Ahorrista (FPAH). ”Pueden ser activos que dejaron en hipoteca por créditos y si el prestatario entra en mora, seguramente el Banco Unión tendrá que rematar si es que no paga el crédito y así lograra un resarcimiento”, precisó.
Página Siete reveló el 2 de mayo -con base a las estadísticas del BCB- que en 2018 el FPAH en moneda extranjera llegaba a 139 millones de dólares, en 2019 a 161 millones de dólares y en 2020 a 184 millones de dólares. En 2021 el Fondo bajó a 16 millones de dólares y en 2022 a solo 3 millones de dólares, y al 8 de febrero -que son los últimos datos que publicó el BCB- el valor llegaba a 9 millones de dólares.
El analista financiero Jaime Dunn dijo que el fideicomiso se hace cargo de los activos y pasivos que los otros bancos no quisieron hacerce cargo. “El problema con la gente que quedó con el fideicomiso es que han perdido la posibilidad de mantener el dinero en un banco y tendrán que sacarla para depositarlo en otro banco”, precisó.
Añadió que para la devolución a los ahorristas en el fideicomiso seguramente se usará la liquidez y activos que tenía el Banco Fassil, la línea de crédito que ha dispuesto el BCB y recursos del Fondo de Protección del Ahorrista.
Recordó que entre los activos también estaban las operaciones swap, realizadas por Fassil con el BCB para cambiar dólares por bolivianos en su momento y que son una deuda con la entidad que fue intervenida.
Página Siete informó el 14 de mayo que los balances del Banco Fassil revelan que al 31 de diciembre de 2022 tenía obligaciones con el público por 566.866.404 dólares, equivalentes a 3.888.703.532 bolivianos, que serán devueltos a los ahorristas en moneda nacional. En este caso a través del fideicomiso.
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