Raúl Bravo Portocarrero nació 117 años atrás, el 13 de junio de 1906, y dedicó su vida a la educación. También fue a la guerra y era un referente del periodismo. Anduvo por diferentes partes del mundo, recogió distinciones y aplausos por su labor, sin embargo, su legado es casi desconocido en el país. Una calle en la zona Sur lleva su nombre, pero poco más queda de su paso por el mundo.
En el último tiempo, su familia se comprometió a resguardar y dar a conocer quién era este Bravo de la educación.
Educación previa a la guerra
El paceño Bravo estudió en el Colegio Nacional Ayacucho y en el Liceo Mixto de Aplicación, en la actualidad Colegio Bolívar. Ingresó al Instituto Normal Superior y a la Universidad Mayor de San Andrés. Antes, para graduarse como “profesor del Estado” era necesario ingresar a la casa de estudios universitaria. Él obtuvo su título de profesor de Estado en ciencias sociales, geografía, historia y educación cívica.
Un tema que lo apasionó durante su juventud fue la pérdida de la salida al mar de Bolivia; su tesis era sobre “El proceso de nuestro enclaustramiento marítimo”. Juan Carlos Bedregal y Antonio Díaz Villamil formaron parte de su tribunal.
Desde joven volcó la mirada hacia la educación, especialmente en el área rural. Por entonces la escuela de formación de Warisata comenzaba a ser un referente educativo y llamaba la atención de una parte de la sociedad.
También incursionaba en la arqueología y comenzaba a comprometerse con el periodismo. Hay registros de sus primeras publicaciones en los años 20. Le llamaban la atención los medios de comunicación, especialmente la radio y el periódico, el diario impreso era su preferido.
Cuando iba encontrando su espacio en la sociedad, Bolivia ingresó a una batalla con Paraguay y se dejó de lado los intereses individuales para sumarse al llamado de los tambores de la guerra.
El soldado
El 15 de septiembre de 1932 un joven y apasionado Raúl Bravo Portocarrero se sumó al Ejército boliviano, que días después se enfrentara a Paraguay en la Guerra del Chaco.
Trece días después de enrolarse al Ejército, Raúl Bravo Portocarrero ingresó al “campo de operaciones”. Estuvo en la Comisión de Exploración del Oriente y en el Destacamento Alcoreza, en el Regimiento Campero 5 de Infantería, entre otros puestos de lucha.
Durante los tres años que duró la guerra él estuvo ahí, en el frente de batalla. Tatiana Suárez, directora de restauraciones Supay, accedió a información de Bravo y cuenta las facetas militares del educador: “Tuvo situaciones especiales por méritos de guerra en el destacamento Pantoja, en abril de 1934, y en la segunda división de caballería, en abril de 1935. Intervino en Campo Victoria y fue parte importante en la defensa de Villamontes. Tiene la Orden del Mérito Militar”.
No existen registros de que hubiese caído prisionero o herido; al contrario sólo hay proezas de él. Bravo retornó a su casa por decreto del 29 de enero de 1936. La guerra entre Bolivia y Paraguay concluyó el 12 de junio de 1935 y durante todo el conflicto bélico estuvo presente bajo bandera nacional.
El presidente José Luis Tejada Sorzano le hizo un reconocimiento público cuando Bravo volvió al país.
Profesor
Al volver al país retomó sus actividades académicas. Se involucró con mayor entusiasmo en la educación y especialmente en la creación de unidades educativas.
Fue fundador y director del colegio Jaime Zudáñez, en Sucre. En La Paz fundó y dirigió los establecimientos como Germán Busch de La Paz, British College de La Paz, Domingo Faustino Sarmiento (en complicidad con Jaime Bravo). También fue director del Instituto Comercial y Bancario, de La Paz.
La hoja de vida oficial del profesor indica que fue fundador de más de 30 núcleos escolares campesinos y aproximadamente de mil escuelas seccionales desde el altiplano, valles y hasta las selvas del Beni (Casarabe).
Se dedicó a la educación rural y teorizó bastante al respecto. Hizo estudios en varias naciones de Europa, especialmente en Francia, Alemania y Bélgica. En estos tres países participó en estudios sobre orientación, organización y funcionamiento del ciclo educativo de secundaria.
Debido a su labor académica tuvo una serie de distinciones en Bolivia, una de las más importantes es la Medalla al Mérito del Maestro, otorgada por el Ministerio de Educación y Dirección General de Deportes, en 1936.
También fue atrapado por el mundo cultural contemporáneo. Hay registros de su amistad con Díaz Villamil y Bravo incluso fue uno de sus actores sobre el escenario.
Periodista y otros oficios
Tatiana Suárez pudo trabajar en la restauración y conservación de los escritos periodísticos de Bravo. Cuenta que el educador fue periodista desde los años 20. Sus primeros trabajos los hizo en el periódico La Calle.
Bravo escribió en La Razón, El Diario, La Noche, Los Tiempos, La voz del pueblo, Jornada, Universidad, Energías, Superación, Patria Nueva, Última Hora, Prensa Libre y otros periódicos. También fue parte de Radio Emisoras Unidas y Radio Amauta.
Estuvo en la Asociación de Periodistas de La Paz e integró el tribunal de honor en 1964. A pesar de tener una trayectoria importante en los medios de comunicación, él recién obtuvo su título de periodista profesional el 10 de mayo de 1976.
Era un hombre ávido de aprender y durante un tiempo ingresó a la Facultad de Derecho en la Universidad Mayor de San Simón, en Cochabamba. No logró acabar la carrera debido principalmente a la falta de tiempo para su preparación académica.
Entre otras de sus pasiones estaba la arqueología y la geología. Fue socio de número de la Sociedad de Arqueología de Bolivia y de la Sociedad Geográfica de La Paz.
En el registro fotográfico de la época también se da cuenta que Bravo formó parte de la patrulla de Boy Scouts Max Paredes. Fue uno de los impulsores de esta actividad en la ciudad de La Paz.
Hay fotos de Bravo con personalidades de la época y especial con Boy Scouts y militares. Tenía amistad con el presidente Germán Busch.
Rescate
Farah Bravo, directora del Colegio Cervantes y familiar de Raúl Bravo Portocarrero es una de las primeras responsables del rescate de la obra del educador.
En la época de lluvias la biblioteca, con más de 3.000 libros, y el archivo del excombatiente de la Guerra del Chaco quedó afectado.
La descendiente de Bravo buscó la mejor manera de conservar los documentos y le recomendaron hablar con Tatiana Suárez. “Ella (Tatiana) dice que la verdadera revolución es la conservación. En un mundo de consumismo, donde todo se bota y nada se vuelve a usar, no le damos valor absolutamente a lo que es importante, el pasado para saber quiénes somos y de dónde venimos”, dice Farah. Sentencia: “Hemos recuperado este patrimonio para la educación y para el país”.
Tatiana valora que se recupere a un personaje como Bravo, que trabajó por la sociedad desde la educación. “La trascendencia de este archivo es importante para diferentes personas en diferentes áreas de estudio. Tiene un registro muy detallado de todo el proceso de creación del Magisterio, por ejemplo, en sus notas de prensa habla acerca de las huelgas que se registraron en 1936 y pues vas viendo cómo va avanzando este tema en el tiempo”, narra Suárez.
Hoy cada pieza documental está archivada de manera profesional y donde debe quedar para la historia. Así se cuida la memoria para no olvidar el pasado y ver qué pasos dar a futuro.
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