Luiz Inacio Lula da Silva quiere devolverle a Brasil un papel protagónico en la arena política internacional, y la cumbre de presidentes de la Celac en Buenos Aires será el primer escenario para testear un objetivo que, según expertos, luce difícil de alcanzar.
Quedaron atrás los años en los que Brasil, con Lula en la Presidencia, era un articulador preponderante entre países emergentes y naciones industrializadas en el G20, impulsando el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), o promoviendo la Unasur y la Celac.
El mundo es ahora “infinitamente más complejo”, dijo recientemente a medios brasileños el entonces canciller de Lula y hoy principal asesor en política internacional del mandatario, Celso Amorim.
La participación de Lula en la séptima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) mañana en Buenos Aires, “no se trata de una vuelta del liderazgo regional brasileño”, sino de un “retorno de Brasil a los mecanismos regionales de concertación política”, para “eliminar esa noción de paria, de aislamiento”, de la que el país se rodeó en los últimos años, explicó Feliciano de Sa Guimaraes, director académico del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri).
Bernabé Malacalza, investigador del Conicet en Argentina, consideró “auspiciosa” la señal de Brasil al regresar a la Celac, un mecanismo “a partir del cual se pueden establecer agendas mínimas para la región”.
De todos modos, “cualquier aspiración de liderazgo de Lula en su política exterior chocará con las urgencias domésticas. Este no es el Brasil de las primeras presidencias de Lula. En el actual horizonte, el mayor desafío que tendrá por delante Brasil será recomponer el tejido democrático”, añadió Malacalza.
En igual sentido, el experto en Relaciones Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay Ignacio Bartesaghi, duda de la capacidad actual de Brasil de convertirse en la voz de América Latina, sobre todo por la “debilidad interna” del gobierno de Lula, quien ganó las elecciones por escaso margen y está obligado a tejer alianzas en el Congreso.
La Celac, un marco clave
“La Celac es relevante porque es el espacio que han elegido China y la Unión Europea (UE) para negociar con la región directrices de agendas comunes de cooperación (…) en los ámbitos del foro Celac-China y durante las cumbres Celac-UE”, remarcó Malacalza.
Precisamente, Brasil tiene en el vínculo con China y con la UE sus mejores posibilidades de mostrar liderazgo en la práctica, estimó de su lado Bartesaghi.
“América Latina está quebrada desde el punto de vista institucional”, y además “no logra insertarse en el mundo de forma colectiva”. Si Brasil va a “apostar a la cohesión”, entonces necesita “hacer concesiones”, por ejemplo, al promover rápidamente la entrada en vigor del acuerdo Mercosur-UE, ejemplificó el especialista.
El acuerdo comercial de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay con la Unión Europea se negoció por más de dos décadas y enfrenta escollos varios, como la reticencia de los agricultores europeos, o la devastación de la Amazonia que irrita a los europeos y que Lula ha prometido corregir.
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