No ha sorprendido la declaración del expresidente Evo Morales Ayma, en sentido de que es un hombre pobre, y que para sobrevivir percibe un ingreso mensual del Erario Público de 21.640 bolivianos como expresidente. La postura de victimizarse es parte de la conducta del expresidente que, como en este caso, declara que “no tiene plata”, es decir que es pobre.
El señor Morales Ayma gobernó el país casi 14 años continuos, percibiendo el salario más alto en la administración pública, además fue uno de los gobernantes más caros en la historia del país, por sus continuos viajes en avión exclusivamente a su servicio, llegó hasta los emiratos árabes y continuamente a Caracas, La Habana y otros centros de irradiación ideológica del populismo socialista. Se calcula que cada viaje tenía un costo de alrededor de 100.000 dólares, entre horas de vuelo, tripulantes y otros costos.
Según una investigación de la periodista Leny Chuquimia, publicada en un matutino colega, Morales declaró en 2019 a la Contraloría que tenía un patrimonio de 8 bienes inmuebles y otros ingresos, pero ahora es pobre, porque no tiene plata. Lo cierto es que si comparamos la dieta que percibe mensualmente, con el ingreso promedio en nuestro país, que está entre 3.500 a 3.800, la diferencia es importante. En cuanto a los 8 bienes, sabemos que un profesional que trabaja desde que obtuvo su título profesional, llega a tener probablemente una casa o departamento y un vehículo, los más afortunados pueden tener algún otro bien inmueble, como una oficina.
Sabemos que buen número de altos funcionarios del Estado y sus empresas, suelen luego de su paso por la burocracia, acumular importantes fortunas, en especial en aquellas instituciones que pueden contratar empresas para obras o estudios especializados. Las empresas contratadas cargan en sus costos las “comisiones” a los funcionarios encargados de los contratos, que fluctúan entre el 10 y 15% del valor del contrato. En los más altos niveles se dispone de recursos antes denominados “gastos reservados” y que ahora existen con otros denominativos. Son recursos para espiar, reprimir, comprar, etc., a los actores sociales.
En los países pobres de África o Latinoamérica, se dan más casos de enriquecimiento en función del ejercicio del poder político, y algunos ex presidentes están pagando sus excesos de poder encarcelados (en Perú son varios los ex gobernantes procesados y sancionados, pues tienen un sistema judicial independiente). En otros casos, en especial en nuestro país, los ex presidentes gozan de impunidad y hasta perciben una jugosa dieta mensual del Erario Nacional, es decir de los recursos de todos los bolivianos, con excepción de alguno (como la señora Añez) que, por motivos de revanchismo y odio político, está encarcelada hace dos años.
El freno a los excesos de poder, pues no olvidemos que quien tiene poder tiende a hacer uso y abuso del mismo, es la ley y quien debe hacerla cumplir es el Órgano Judicial, pero éste tiene que ser absolutamente independiente de los otros órganos, en especial del Ejecutivo que es el que administra directamente el Estado. Más aún, el Órgano Judicial es una garantía para los ciudadanos, precisamente ante los excesos del poder, pero cuando este órgano está al servicio del poder político, el ciudadano está indefenso, porque los operadores de justicia, magistrados, jueces y fiscales, no se someten a la ley, sino a los mandatos del poder, en un papel de servilismo político partidario, ya que son nombrados precisamente para esa lamentable finalidad.
El “estado de derecho”, en una sociedad organizada, hace que la sociedad en el desarrollo de sus actividades, esté cubierta con el manto de la ley y no de la arbitrariedad de los casuales gobernantes. Hace que todos, gobernantes y gobernados estén sujetos al cumplimiento de las leyes y que los gobernantes rindan cuenta de sus actos. Y que la justicia sea igual para todos, pues como dijo el padre de la Judicatura Boliviana, Pantaleón Dalence: “La única servidumbre que no mancha, es la servidumbre a la ley”.
El autor es Abogado, Politólogo, Escritor y docente universitario.
La entrada Pobre soy se publicó primero en El Diario – Bolivia.
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