La sombra de Evo en Argentina

Compartir en

A juzgar por la agenda del expresidente Evo Morales en Argentina se podría deducir que estaba intentando echarle sombra al presidente Luis Arce porque tuvo el cuidado de adelantarse a las citas del mandatario.

Por ejemplo, antes de que Arce mantuviera reuniones bilaterales con los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y con el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, Morales ya había compartido testera con ellos en el centro Kirchner, durante una muestra fotográfica “Pueblos Originarios – Guerreros del Tiempo” y un concierto de la hermandad argentino-brasileña.

Poco antes de que Arce se reuniera con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Morales también tuvo su propio encuentro con ella.

Y, antes de que la Celac desarrollara su cumbre oficial, Morales impulsó una Celac paralela, a la que llamó “Celac social” que, según dijo, busca respaldar a los presidentes antiimperialistas.

“Con Fidel, con Chávez, con Kirchner, con Lula, con Correa… constituimos una Celac como una liberación de la OEA, que es el instrumento del imperio norteamericano. Hace poco tiempo los gobiernos de derecha intentaron terminar con la Celac, pero ahora con el retorno del hermano Lula como presidente (de Brasil) nuevamente se fortalece, y los movimientos sociales tenemos la obligación de acompañarla y fortalecerla”, dijo Morales según un reporte de la agencia Telam.

Morales, que no soporta haber perdido el poder, hace todo lo posible por mantener su influencia política y por eso no duda en echar un poco de sombra al presidente Luis Arce, a quien combate abiertamente en Bolivia, como el más eficiente de los opositores.

Morales seguramente añora aquellos tiempos en que compartía testera e interminables discursos con Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega y luego también con Nicolás Maduro. Si bien es cierto que la izquierda ha recobrado bríos en la región, los nuevos presidentes son menos populistas y más apegados a los principios democráticos que sus antecesores y, los que quedan de la vieja guardia están prácticamente proscritos en la comunidad internacional. Por eso, Nicolás Maduro, por ejemplo, no pudo viajar ni a la posesión de Lula da Silva en Brasil ni a la cumbre de Celac en Argentina.

Evo Morales también pertenece a esa vieja guardia, pero no se resigna a jubilarse y por eso ha decidido disputar el poder a Luis Arce. En Bolivia, ya nadie cree que Morales quiera respaldar a Arce o a los demás presidentes antiimperialistas; ese discurso puede confundir a algunos crédulos del extranjero, pero aquí está claro que lo único que busca es poder e influencia.

Compartir en

Deja tu comentario